Fue el cumpleaños de la Bella
Irene-Mérida, más conocida por familiares y amigos
como
¡IRENE, REINA DE LA PAZ!
Cariñosa con sus familiares,
mirada tierna y cristalina,
amiga de sus amigos,
corazón bondadoso,
amante y protectora de los animales,
fantasiosa y feliz.
Desde su trono real recibió a príncipes, princesas, caballeros y damas que llegaron de diversos países dispuestos a ayudar a la Reina y deshacer el hechizo que sufría el reino.
Aparecieron con sus mejores galas a la fiesta, se maquillaron e incluso se pusieron mechas rojizas en el pelo al igual que la anfitriona.
Acomodó a sus invitados y les ofreció todo tipo de manjares y bebidas refrescantes, los cuales agradecieron enormemente.
Fue entonces cuando al unísono escucharon las palabras de la Reina Irene y decidieron juntos deshacer el terrible encantamiento del reino.
Solo haría falta atender bien a las normas y moverse con cautela.
¡En el bosque que rodea el palacio se encontraba una gran osa. Necesitaríamos ir en busca de ella, había sufrido un encantamiento y teníamos que localizarla, porque realmente era una princesa!.
En ningún momento le haríamos daño. ¡Eso estaba claro!. Pero siempre podría aparecer algún animal salvaje y nos tendríamos que proteger.
¡Bien pensado gritaron todos los asistentes!.
Con arco y flecha en mano Irene-Mérida y los asistentes fueron en busca de la osa.
-¡Está por allí!, gritaba el Príncipe!
La osa asustada partió a correr y se adentró en el bosque.
Solo podríamos localizarla si veíamos sus huellas por el camino.
-¡Ohhh!, por aquí ha pasado ya, gritó una Dama.
Y así poco a poco fueron encontrando una huella tras otra hasta que la localizaron.
Estaba agotada, tumbada en el suelo y descansando en la cueva donde se escondía.
Se acercaron a ella y le ofrecieron una bebida refrescante.
Ella se animó a beber y "chassssss", la princesa apareció y el encantamiento se rompió.
- ¡Vivaaaa, gritaron todos!.
Irene se puso tan contenta que
invitó a todos los asistentes a pasar el resto del día
jugando por los jardines de palacio.
Jugaron a buscar parejas escondidas.
Cada uno tendría que levantar solo dos cajas.
Si las encontraban al grupo las llevarían.
Llegó el momento de dedicar a la anfitriona un dibujo para recordar este día.
Cada uno de los invitados pintó un dibujo precioso que Irene guardó en su cuento con forma de castillo
¡GRACIAS IRENE POR CELEBRAR TU CUMPLEAÑOS CON NOSOTRAS!
HA SIDO UN REGALO Y UNA ILUSIÓN
¡MUCHAS FELICIDADES MI REINA!
